Escuchaba los golpes desde la cámara. Ecos como truenos de una tormenta cercana, ahogando los sonidos de las explosiones que llegaban desde el puerto. Selin pisaba con fuerza mientras caminaba de un lado a otro de la estancia en penumbra, hacia reverberar sus pasos con fuerza para no tener que oír el rumor de la batalla. Hacía semanas que disfrutaba de su nueva posición en el palacio del Pastor, hacía semanas que se hundía en la complacencia y el abandono a su hambre con las fuentes que le habían proporcionado sus superiores. Las piedras que se encontraban suspendidas en la sala no dejaban de brotar la energía caótica que necesitaba, derramaban sobre él más de la que necesitaba, más de la que podía consumir… y le encantaba, se refocilaba en ello. Había llegado a olvidar la situación que le envolvía, el hecho de que la guerra había estallado en la hasta ahora apacible isla, de que tarde o temprano asaltarían las puertas del palacio del sol y romperían la tranquilidad con las arengas y los gritos y el ansia de venganza. Y fue esa tarde, cuando al fin comenzó a quebrarse su esfera de ensueño narcótico cuando la voz a la que siempre intentaba ahogar comenzó a recordarle las cosas.
- Te han traído junto con los desdichados, junto con los perdidos, te han traído para que te consumas sin dar problemas, para que se entretengan contigo y tus hombres mientras los que realmente valen hacen su trabajo. Tu espada ya no vale, ni siquiera el Príncipe vale… no sois más que sombras de lo que fuisteis.
- Me han traído a proteger al Pastor. Al Caminante del Sol, al Salvador de nuestra raza. Él me ha otorgado el don de la fuerza, la inmortalidad. Soy invulnerable.
- Te han traído a morir como al ganado. Eres una pieza usada y desechada. ¿No sientes como te consume?
Bajó la mirada a las manos quebradas, los surcos brillaban como el jade encendido, sentía fluir la sangre como lava espesa, ardiendo en su interior, inflamándole. Su risa resonó por toda la sala, desquiciada mientras cerraba los dedos en sus propios cabellos, el aire a su alrededor crepitaba, temblaba.
- Soy invulnerable. Soy el protector.
- No lo eres. Estás solo. Vas a morir solo. Lo has vendido todo por un espejismo. ¿Los oyes?. Vienen a por ti… no van a perdonarte, nadie va a perdonarte.
El puño del elfo se estrelló contra una de las piedras, la energía restalló y se coló hacia sus venas con demasiada naturalidad. La sangre que manaba de las heridas abiertas por los cristales se encendía, y goteaba como pequeñas llamas verdes que se apagaban en el suelo, siseando. Se dejó caer de rodillas, extendiendo las pequeñas y oscuras alas a sus espaldas, observando las heridas que durante tanto tiempo estuvo infligiéndose a si mismo. En la sala no había nadie más, nadie más que el y su voz deslizándose con un eco roto, respondiéndose a si misma.
- No necesito el perdón.
Alzó los ojos encendidos cuando el sonido de pasos metálicos irrumpió en la sala. En su rostro se dibujó una sonrisa al ponerse en pie, el aire se inflamaba a su alrededor con lenguas de fuego vil cuando un par de arcos se tensaron y le apuntaron desde la entrada. Un draenei encabezaba el grupo, varios elfos fijaban la mirada tensa e iracunda en él. Y la energía le colmó de nuevo, estallando con furia.
- ¡SOY UN DIOS!
Pronto cayeron sobre él, la Luz destelló y mordió la carne con más fuerza que el acero y las flechas. Los primeros hombres del Sol Devastado que pisaban su hogar cayeron pronto ante él y sus hombres, ante la fuerza sobrehumana que le otorgaba su alimento. Una parte de si lo creía, confiaba en prevalecer y alzarse como un verdadero dios… otra parte, más escondida, odiada y ahogada, seguía deseando que fuera su hermano el próximo en adentrarse en su reino, agarrarle de la mano y sacarle de allí… como siempre había sido.
Rescate a destiempo
-
Siempre he dicho que no nací en este planeta. Algo le debió pasar a la nave
que tenía que recogerme, lo cierto es que nunca vino a por mí. Mi nombre es
Fri...
Hace 7 años
4 comentarios:
*-*
Que genial...
Mmm... ¡Qué sabroso! ;D
Que bueno, por dios. Me ha encantado.
Crow.
Ahora cuando lo mato no se si sentirme bien o mal...
Queremos más!
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